Cada año, El Caribe Cuenta nos regala no solo una celebración de la palabra contada, sino también una imagen que nos invita a imaginar antes de escuchar. Para su edición número 28, que se celebrará del 18 al 24 de agosto de 2025 en Barranquilla y municipios del Atlántico, presentamos un afiche que es, en sí mismo, un relato poético.
La ilustración, obra del artista e ilustrador Alex Falcón, residente en las Islas Canarias (España), nos muestra a una figura joven que, con gesto sereno y concentrado, sostiene una caña de pescar. Pero lo que pesca no son peces: son corazones.
Esta imagen delicada y onírica dialoga con el eje temático de esta edición: el amor como refugio, una reflexión inspirada en la célebre frase del expresidente uruguayo Pepe Mujica:
“¿Acaso no será siempre el amor un refugio?”
En tiempos convulsos, el amor —en todas sus formas— sigue siendo una de las narrativas más universales y persistentes. Desde los mitos antiguos hasta los suspiros contemporáneos, pasando por cuentos populares, novelas, canciones, poemas, y series de televisión, el amor ha sido combustible de historias que nos conmueven, nos hacen reír, llorar y soñar.
Por eso, en 2025, El Caribe Cuenta se lanza a un viaje emocional. Un recorrido por relatos que exploran el amor en su riqueza y complejidad: el amor romántico, el amor filial, el amor imposible, el amor propio, el amor que cura y también el que hiere. La tradición oral será el punto de partida, pero también estarán presentes la literatura universal y las narrativas contemporáneas.
La imagen de Alex Falcón sintetiza todo esto con gran sutileza: una figura que parece atrapar corazones del aire o del agua, en una atmósfera cálida, dorada, donde el rojo de los corazones flota como si fueran cometas. ¿Qué es contar, sino también una forma de lanzar hilos para atrapar sentimientos?
Esta edición promete, como siempre, cuentos que se escuchan con el alma y se quedan latiendo en el pecho. Porque El Caribe Cuenta no solo entretiene, también abraza.
En agosto, déjate enamorar por las palabras. Y cuando escuches ese primer “había una vez…”, recuerda que el amor —como las buenas historias— siempre encuentra la forma de quedarse.